En momentos de crisis personal, es común sentir que no serás capaz de volver a ser quien eras y que es insuperable y devastador. Sin embargo, en realidad es un momento de cambio y transición donde aparecen conflictos difíciles de afrontar y el miedo toma el control y nubla la mente. Pero, según Brea, experta en comportamiento humano, coach y mentora de directivos y líderes organizacionales, una crisis personal puede ser una oportunidad para conocerse a uno mismo y mejorar esos aspectos de tu vida que no te permiten crecer.
La experta señala que una crisis personal puede ser un estado de disrupción emocional, un colapso que puede llegar a través del estrés y la ansiedad o de la tristeza profunda. Por lo general, llega tras un acontecimiento o una serie de situaciones difíciles para las cuales nos faltan herramientas internas. También el miedo a la pérdida de control y la incapacidad para gestionar la incertidumbre, pueden generar una crisis.
Los motivos por los que una persona puede sufrir una crisis personal son muchos, desde un problema de salud, en la familia, en su economía o en la pareja; y en todos se esconden los mismos síntomas: estrés, pensamientos obsesivos, depresión, tristeza, insomnio, apatía, desconcierto e incluso abandono de la propia persona, entre otros, siendo uno de los más frecuentes la ansiedad.
Una Coach destaca que aunque todas estas reacciones son habituales y esperables, depende de nosotros si nos quedamos en ellas o nos permitimos avanzar. Las crisis profundas nos obligan a buscar recursos en nosotros que estaban dormidos. Nos pueden llevar a un estado filosófico para hacernos preguntas que, quizá, no nos hubiéramos hecho de otra manera; como el sentido de nuestra vida, las relaciones que tenemos, los deseos o necesidades no atendidas, sobre cómo nos vemos y cómo nos mostramos, aprender a ser más empáticos y compasivos. En definitiva, cambiar nuestros valores y usarlos para crear una vida más auténtica. Una crisis puede ser un regalo si sabemos aprovecharla.
Por más dolorosa que sea una crisis, nos da la capacidad de desarrollar resiliencia y fortaleza emocional, otorgándonos herramientas para sobrellevar mejor futuros tropiezos. Según Brea, cuando estamos en crisis, las emociones nos ciegan y nos impiden ver de manera racional. “Entender lo que nos sucede puede ayudarnos a minimizar el impacto emocional y, con ello, el físico. También nos hace ver con más claridad la situación”
Si bien es cierto que una crisis puede resultar una experiencia dolorosa y difícil de superar, también puede ser una oportunidad para el crecimiento personal y la transformación.
Brea sostiene que durante una crisis, es posible tomar conciencia de aquello que nos limita y nos impide avanzar en la vida. “Las crisis nos obligan a salir de nuestra zona de confort, a cuestionarnos nuestras creencias y valores, y a buscar nuevas formas de afrontar la vida”, señala.
En este sentido, una crisis puede ser el momento perfecto para replantearse nuestras metas y objetivos, y trabajar en el desarrollo de habilidades y recursos personales que nos permitan alcanzarlos. “La crisis nos hace más conscientes de nuestras limitaciones y de aquello que nos mueve, lo que nos permite trabajar en nuestra propia evolución”, comenta Brea.
En definitiva, una crisis personal puede ser una oportunidad única para el crecimiento personal y la transformación. Si bien es cierto que puede resultar dolorosa y difícil de superar, con las estrategias adecuadas y una actitud positiva, es posible salir fortalecido de ella y convertirla en un verdadero regalo.